GUAYNABO, Puerto Rico – La cruda belleza de Puerto Rico es sorprendente: el mar azul, las costas irregulares, su exuberante interior montañoso, belleza que solo se ve eclipsada por el atractivo de su arquitectura del Viejo Mundo.
Se ve en los soles truncos, las ventanas de dintel semicirculares ventiladas de Arecibo. Se encuentra en los aljibes, cisternas de San Juan que recogen el agua de lluvia, y en los balcones a vuelta redonda, esos balcones que embellecen las fachadas de los edificios que salpican el paisaje de Puerto Rico.
Todas estas características de diseño tienen su función. Son ejemplos de construcciones "verdes" que han incorporado la belleza y la eficiencia energética en la arquitectura de Puerto Rico desde la antigüedad.
"Representan lo que llamamos medidas pasivas que no requieren el uso de energía", dijo Jesús Garay Vega, presidente del Consejo de Construcción Verde de Estados Unidos, capítulo del Caribe, e ingeniero de FEMA. "También aumentan la supervivencia de los ocupantes cuando falla la energía". La supervivencia, como estrategia arquitectónica, se basa en características que permiten a las personas vivir en edificios sin electricidad durante varios días.
FEMA está trabajando con agencias gubernamentales en Puerto Rico para crear un enfoque de construcción de eficiencia energética para la recuperación de los huracanes Irma y María. Esta alianza aprovecha los recursos disponibles para ayudar a Puerto Rico a reconstruirse más fuerte. La Compañía de Fomento Industrial de Puerto Rico y su Autoridad de Edificios Públicos son los colaboradores más recientes.
Las medidas de eficiencia energética se aplican cada vez más a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, hay que cumplir con el Estándar de Construcción Ecológica para Edificios Públicos de Puerto Rico en los proyectos de construcción y renovación. Las clasificaciones de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, establecidas por el Consejo de Edificios Ecológicos de EE. UU., certifican que los edificios respetan el medio ambiente.
Las normas internacionales y los códigos de construcción, como el Código Internacional de Construcción Ecológica, están diseñados para aumentar la eficiencia en el uso de la energía, el agua y los materiales.
Todo esto representa grandes oportunidades para construir y reconstruir, con un enfoque que tenga sentido ambientalmente. "La tecnología ya existe en Puerto Rico. Emplear estas tecnologías tiene un beneficio en cuanto al costo", según Patrick Briggs, jefe del sector de Edificios Públicos de FEMA.
Las medidas pasivas han sido utilizadas en Puerto Rico desde el siglo XVI. Las aldeas taínas contaban con casas circulares con techos de paja, llamadas bohíos, hechas de juncos y pastos para el flujo de aire. Las hamacas anudadas proporcionaban un sueño fresco y cómodo. Los soles truncos en diseños artísticos de madera, vidrio o metal, permiten el paso del aire y la luz a través de los arcos de las puertas que adornan (https://www.fema.gov/media-library/assets/images/166143 y https://www.fema.gov/media-library/assets/images/166144). Los aljibes debajo de los fuertes de El Morro y San Cristóbal en el Viejo San Juan estaban construidos de piedra caliza para recolectar y guardar agua limpia para el pueblo en caso de un ataque.
Las paredes interiores, construidas menos altas que el techo, contribuyen a mejorar la circulación del aire. En edificios públicos más grandes, los patios interiores aumentan la circulación de aire fresco desde el interior y proporcionan un espacio social. En el exterior, los balcones de piedra con balaustradas decorativas protegían los edificios del sol. Los gruesos muros perimetrales de mampostería protegen las estructuras del fuego y el calor.
Hoy día, las medidas pasivas siguen encontrando nuevas implementaciones. Los quiebrasoles, como se ven en el hotel La Concha en Condado, San Juan, presentan diseños estampados y ventilados que filtran la luz solar. Jardines colgantes, como los que adornan las paredes del edificio de la Fundación Banco Popular en Hato Rey proporcionan aislamiento y pueden reducir los costos de aire acondicionado.
Los huertos en azoteas aumentan la eficiencia al reducir la escorrentía de aguas pluviales, mejorar la calidad del aire, disminuir el calor urbano y proporcionar un hábitat para la vida silvestre. Se están realizando trabajos de restauración en el Jardín Mirador Ballajá del Cuartel de Ballajá, que quedó destruido por el huracán María. Los jardines contaban con 67,000 plantas e incluía 720 paneles fotovoltaicos. Los paneles reducen el consumo de energía casi la mitad, según la Oficina Estatal de Conservación Histórica de Puerto Rico, que dirigió la instalación en 2011.
Las medidas pasivas y los materiales mejorados con tecnología inteligente, como las ventanas resistentes a impactos, ayudan a que Puerto Rico sea más resistente. La energía de respaldo y renovable en los edificios también son esenciales, según Cristina Algaze Beato, arquitecta principal del Estudio de Sostenibilidad Martínez & Algaze en San Juan.
La construcción verde representará una de las mayores contribuciones que podemos hacer para las futuras generaciones de Puerto Rico, según Garay Vega.
"Nuestra misión es transformar la forma en que el diseño y la construcción funcionan para permitir la construcción con sentido ambientalmente", dijo. "La resistencia es el nuevo verde".
Para información sobre la recuperación de Puerto Rico del huracán María, visite fema.gov/es/disaster/4339.
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La asistencia de recuperación por desastre está disponible, sin distinción de raza, color, religión, nacionalidad, sexo, edad, discapacidad, dominio del inglés o situación económica. Si usted o alguien que conozca ha sido discriminado, llame libre de costo a FEMA al 800-621-3362 (oprima 2 para español) (voz, 711/VRS- Servicio de Retransmisión por Vídeo). Operadores multilingües disponibles. Para TTY llame al 800-462-7585.
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