Los tornados se llevaron su vivienda y sus pertenencias, pero no su determinación

Release Date Release Number
NR-021
Release Date:
junio 6, 2023

ADAMSVILLE, Tennessee – La noche en que se produjeron los tornados, Elvis y Liz Doyle se acurrucaron alrededor de un televisor con sus tres nietos, siguiendo el tiempo a través de la WBBJ y las alertas de sus teléfonos.

La primera alerta se produjo a las 8:30 p.m. del 31 de marzo. La pareja y sus nietos corrieron a un viejo refugio bajo tierra situado a unos 100 pies cuesta abajo de la casa. Se metieron dentro, encendieron una lámpara de queroseno y se sentaron en sillas de plástico a esperar. Pero no hubo tornado. Una hora más tarde se produjo una segunda alerta. De nuevo, una carrera loca para nada más que practicar. A las 10:30 p.m., WBBJ registró un tornado a 10 millas de la casa de los Doyle. Otra vez corrieron bajo tierra. Los escombros aún no volaban, pero el tornado no tardó en llegar. Elvis Doyle dijo que sonaba como un helicóptero gigante.

"El suelo temblaba. Se nos tapaban los oídos. Llorábamos y gritábamos. Intenté ser el fuerte, pero me temblaban las rodillas. Luego, como a las 12 o 12:30, todo estaba muy tranquilo y mi primo Randy vino colina arriba llamándome a gritos", recordaba Elvis.

Varios tornados asolaron el oeste y el centro de Tennessee esa noche. El más letal de ellos se desplazó a lo largo de 86 millas, creando un enorme sendero de 1,400 yardas de largo, la mayoría en los condados McNairy y Hardin.  La propiedad de Doyle estaba situada en su trayectoria. Se fue la luz en 103,000 hogares de todo el Estado, quedaron destruidas 300 viviendas y 15 personas perdieron la vida. La ayuda local, estatal y federal llegaría con extraordinaria rapidez.

Más notables fueron los sobrevivientes que, como los Doyle, de repente volverían a recomponer sus mundos. En la ciudad de Covington, 85 millas al oeste, el administrador de un complejo de apartamentos gravemente dañado localizó a cuatro inquilinos desplazados sólo para ayudarles a solicitar la asistencia de FEMA. Luego envió a personal de FEMA a una residencia de ancianos para ayudar a otro inquilino a obtener asistencia. La Horse Plus Humane Society ofreció subvenciones a los sobrevivientes cuyos animales resultaron heridos o perdieron su refugio. Y en la devastada ciudad de Readyville, una mujer cuya casa, gravemente dañada, estaba cubierta por una lona, se consideraba afortunada porque todavía tenía un hogar.

La diminuta Adamsville se extiende entre los condados McNairy y Hardin, y quizá sea más conocida por ser el hogar del sheriff Buford Pusser, inspirador de la película de 1973 "Walking Tall".  La ciudad tiene un pequeño parque industrial, pero la población de unos 2,200 habitantes está dispersa a lo largo de las carreteras panorámicas que serpentean por colinas con pintorescas áreas de bosques y prados. La mayoría de los días, los paisajes pastorales parecen una pintura más que un caos meteorológico.

Cuando terminó la tormenta, los Doyle sólo vieron tierra baldía donde antes estaba su hogar. Sus ocho hectáreas, densamente arboladas, se quedaron con algo más de 50 árboles tronchados y arrancados de raíz y con el caótico retablo de escombros que puede hacer un tornado EF-3. Desde cucharas y tenedores hasta televisores, artículos para el hogar y electrodomésticos quedaron esparcidos como confeti por todo el lugar. La pistola, el rifle y la preciada colección de cuchillos de 40 piezas de Elvis habían sido lanzados por aire, para no volver a ser vistos jamás. Uno de los árboles caídos mató al potro de Parker, la nieta de Elvis. Otro árbol cayó sobre la entrada del refugio, reforzando irónicamente la puerta contra los fuertes vientos. Cerca de allí, la vivienda del primo Randy fue parcialmente demolida.

"Sentí que no había a donde ir, algo así como perder a tu mamá", dijo Elvis.

Antes del tornado, los abuelos ya retirados y los niños vivían en una espaciosa vivienda prefabricada que Elvis había reformado, añadiendo dos dormitorios para los nietos. Cuando compraron la propiedad hace tres años, el refugio había sido un punto a su favor. Elvis siempre había tenido la intención de limpiarlo, y tres semanas antes del tornado, los nietos, Gunnar, de 11 años, y los gemelos Parker y Phoenix, de 9, se ofrecieron voluntarios para la tarea. Liz lo llenó de comida y bebida.

Puede que el refugio les salvara, pero los Doyle tuvieron suerte, según los expertos en mitigación de FEMA. Tuvieron suerte de que el árbol cayera sobre la puerta - la velocidad estimada del viento del tornado, entre 136 y 165 millas por hora, podría haber succionado la puerta y a la familia hacia el cielo. A 136 millas por hora, los vientos pueden hacer que se vuelque un tren, descortezar árboles, mover vehículos pesados y causar graves daños en centros comerciales.

FEMA recomienda un cuarto seguro bajo tierra, prefabricado y de fácil instalación, provisto de un moderno conjunto de puertas fabricadas específicamente para resistir vientos extremos y escombros transportados por el viento. Un fallo en la puerta puede dejar a los ocupantes en grave riesgo de lesiones o muerte. Otro motivo de preocupación es la distancia entre el refugio y el hogar. Los ocupantes deben salir de su casa con suficiente antelación para evitar el riesgo de ser alcanzados por los escombros voladores. La protección contra las aguas pluviales y subterráneas es un reto especial para los cuartos seguros bajo tierra. Como alternativa, los cuartos seguros comunitarios pueden ofrecer protección a muchas personas durante condiciones meteorológicas adversas.

FEMA cuenta con la Línea de Ayuda de Cuartos Seguros para responder a las consultas sobre cuartos seguros. Envíe un correo electrónico a Saferoom@fema.dhs.gov o llame al 866-927-2104. Para consultar la guía completa de FEMA sobre cuartos seguros, visite Refugiándose de la tormenta (versión en inglés) que puede guardarse en formato PDF para ser consultado con más calma. Además, la Agencia Federal de Pequeños Negocios (SBA, por sus siglas en inglés) puede ayudar a financiar la construcción de un cuarto seguro. Los préstamos por desastre de SBA ya aprobados pueden incrementarse hasta un 20% para obras de mitigación, incluido un cuarto seguro. Para más información, llame al 800-659-2955 o envíe un correo electrónico a DisasterCustomerService@sba.gov.

Los Doyle tienen planes para mejorar su refugio más adelante, pero su recuperación se encuentra ahora en una fase más temprana, en la que la prioridad es reponer los artículos de primera necesidad. Liz aún se estremece cuando piensa en las secuelas inmediatas del tornado y recuerda el vacío total que sintió. A falta de alternativas, la familia se había acomodado apretadamente en un motel. Poco después de ese punto bajo, los motores de la recuperación se pusieron en marcha. La Cruz Roja Americana estableció un centro de emergencia en Adamsville, ofreciendo comodidades y ayuda práctica, como poner a los sobrevivientes de la tormenta en contacto con FEMA. Los voluntarios proporcionaron alimentos y ropa. God's Pit Crew y Samaritan's Purse, grupos que ayudan sobrevivientes de desastres, estuvieron allí y ayudaron a limpiar la propiedad de Doyle. Elvis solicitó asistencia de FEMA y la recuperación empezó a tomar forma.

Una subvención de FEMA les permitió comprar una casa prefabricada usada de tres dormitorios, entregada el 3 de mayo. Liz y los niños han estado pintándola y limpiándola. Elvis, contratista retirado, colocó una nueva puerta principal y levantó un nuevo poste para llevar la electricidad a la casa. También está instalando cableado nuevo y una toma de agua. Tiene previsto construir balcones y modernizar el refugio.

Mientras la vivienda no esté habitable (dentro de un mes más o menos) los Doyle se alojan en el pequeño remolque de viaje de un sobrino, con un generador de electricidad. No es así como la pareja imaginó su retiro. Elvis y Liz habían pensado viajar, recorrer la ruta 66 hasta Arizona con los niños, cuyos padres no los pueden mantener. Los niños han vuelto a la escuela y los abuelos se afanan en llevarlos a los partidos de béisbol para que no piensen en las pérdidas.

Elvis y Liz dicen que aún no se han recuperado. ¿Cómo sabrán que se han recuperado? "Cuando volvamos a sentirnos normales", dijo Liz. Por ahora, están calculando cómo permitirse nuevos colchones y ropa de cama, pero siguen pensando en ese viaje a Arizona.

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